jueves, octubre 04, 2007

El conde de Montecristo y aquellos años de pujanza.....


Yace aquí aquel viejo dicho popular que dice que no hay edad para seguir conociendo. Vino a mí ya de viejo, veintitantos y picos digo yo, y no lo cambiaría por nada del mundo. De regreso a mi pueblo como un monje errático, errante y mendigo (por esas vacaciones de verano de la Universidad), y en esa tranquilidad que sólo la casa de mis padres podría brindarme mi retina se metió entre las hojas mugrosas de una vieja edición popular de El Conde de Montecristo que como saldo de la antigua editorial peruana Mercurio había encontrado en la vetusta y ya destartalada imprenta de mi padre. Entonces había ahínco, también le dicen pujanza los idiotas del management (pero me gusta la palabreja) , era un templario dando el grito de guerra, era un devorador, el mayor hijo de puta que quería leerlo todo. Hoy, treintaitantos y picos de edad y con anillo de boda bien puesto, me sorprendo cada vez que veo esos abultados y envejecidos tomos, mares infinitos de letras por donde alguna vez navegué extasiado. Yo os bendigo don Dumas, allí por donde la noche se pierde.

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