miércoles, abril 30, 2008

Cronistas de Convento

Apuntes curiosos sobre el Perú y Lima

Al fundarse Lima quienes escribían crónicas pintorescas sobre la ciudad y el Perú fueron los frailes de convento. Por ejemplo:

1)Fray Antonio de Calancha (de la orden de San Agustín) con los ojos brillosos de un buitre puestos en las riquezas del Perú escribía lo siguiente: "Quiérome ya volver a mi principio, si las minas que profetiza Job son los fundadores espirituales de este Perú (...) y de estas minas es único patrón mi padre San Agustín". Vaya pendejo: encontraba la justificación divina para hechar mano al oro del Perú.

2)Siempre he sostenido que si en Cajamarca se fundó el secuestro, el embuste, y la estafa de Pizarro en agravio de Atahualpa, Lima se fundó con otro motivo no menos delicuencial: el robo, fundar una ciudad-eje cerca al mar por donde se embalara todo el oro del Perú era primordial; por eso Lima es la única capital de Sudamérica que tiene mar. Abona a esta tesis lo escrito en el convento por otro pendejerete: el Fray Juan Meléndez, lea esto querido lector: "La riqueza de Lima es, sin duda, la mayor que se conoce porque ella es la única dispensadora de los tesoros de occidente, y de donde sale el oro, la plata, y perlas que poseen las demás ciudades no sólo de Europa sino de todo el mundo". A confesión de parte relevo de pruebas.

3)Volviendo al Fray Calancha (el que justificaba con teología cómo levantarse en peso el Oro), el tipejo de sotana escribía éste salame sobre Lima: "Aunque en Lima (por ser tierra más caliente que fría) hay sabandijas, ninguna es nociva, pues hasta los alacranes no hacen daño, ni las víboras o culebras crían veneno", !!carajo! eso es verdad: porque los alacranes, las víboras, y las culebras con veneno mortal han sido y son los propios Limeños. Habráse visto tanta infamia.

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1)Foto-mutante: Del pintor Velaochaga transformando a su gusto: Los Funerales de Atahualpa de Luis Montero.
2)Crónicas obtenidas del Libro "Los cronistas del Convento", año 1938, bajo la dirección de José de la Riva Agüero y el siempre recordado e ilustre Ventura García Calderon. Pulcrísima y bella edición antigua, editada en Francia.




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