sábado, julio 04, 2009

Matríz

Uno siempre es felíz en el Cuzco...
Uno siempre es felíz en el Cuzco (una cosa es el cusco y otra los cusqueños). Importa un rábano que ya no exista el Café el Ayllu, ni siquiera interesa que ahí se instale hoy, mañana, o pasado el Starbuck Café, o que el cura reciba jugosos dólares y luego levante el caliz (y quizás algunas polleras). Nada de eso interesa. Uno en el cuzco siente que ha regresado a la bolsa materna. Sino que lo diga el arcoiris de la foto que se me apareció hace un par de años en pleno valle sagrado de los incas. No sé a qué se refieren cuando hablan de cierto misticismo en el cuzco y demás huevaditas, a veces suena a charlatanería, otras: a leyendas hermosas. Pero hay algo que gravita en uno cada que pisa esa tierra, cierto imán incomprensible. Es verdad: la matríz de este desdibujado país le fue arrebatada.

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