Peruanidades

Alfredo Bryce: tantas veces.......

Cuando conocí por primera vez a Bryce terminé enamorado de sus personajes ( que en realidad era él mismo); por aquellos años me hacía llamar huachafosamente un "Bryciano" dado que, como enfermo, buscaba todo tipo de lectura en relación a él (entrevistas, recortes de periódicos, etc). Muchos años después envenenado y entorpecido por el Derecho fui alejándome de su figura y le perdí el rastro. También muchos años después en unos de esos almuerzos familiares del Domingo un familiar muy cercano y querido (la mamá de mi mujer) nos contó sobre sus años de alumna en la Universidad de San Marcos, de sus profesores (Raúl Porras Barnechea) y de sus amigos de aula en la Facultad de Leyes, entre los cuales estaba Bryce: un niño-joven esbelto y elegante /dandy/, un "pan", un príncipe, inteligentísimo, y bohemio que podía llegar a clases estando de boleto. El desorden anárquico de la vida de Bryce (que era el mismo de sus personajes novelados) siempre me sedujo; porque no era un desorden ocioso y estúpido de un vago cualquiera, sino de alguien que tuvo la buena leche de regalarnos memorables obras Literarias y tener el reconocimiento mundial.

Por eso, cuando una chusma de acomplejados peruanos (España sería el país que más defendería a Bryce en las acusaciones de plagio) quizo bajarle el dedo no dudé en salir en su defensa porque esa chusma que se trepó en la cizaña ponzoñosa eran los mismos cagados de siempre : los que no habían sido capaces de escribir en su vida una línea medianamente descente que sea digna de recuerdo. Alfredo Bryce, sigue siendo imbatible.