lunes, abril 19, 2010

Gobernantes

Si al menos hubieramos tenido un Roosevelt...


Ví por primera vez a Franklin Delano Roosevelt en un documental que narraba los tristes episodios de la Segunda Guerra Mundial. Lo ví saludable, luego lo ví moribundo, y en éste último estado se le veía más vivo que nunca. En la famosa reunión Stalin, Churchill, y Roosevelt (la conferencia de Yalta), pude observar por vez primera lo que era un: "verdadero Presidente de un país" , de como éste hombre enfermo y con el calificativo de "desahusiado" se daba el lujo de dirigir una nación en tiempos en que la humanidad había llegado a su estado más canibal y vampirezo. Creo que la descripción más exacta que en esos trágicos días se dió de Roosevelt vino de Sir Winston Churchill : En roosevelt -escribía Churchill- " el espíritu superó la carne". Vuelvo a repetir: En roosevelt el espíritu superó la carne. Y es verdad, verlo dialogar, dirigir, y ordenar cuando perfectamente (y con todo derecho) podría haber estado en su lecho de muerte gozando de sus últimos días que le restan de vida, es el acto más palpable del hombre superando al propio hombre, es el hombre yendo más allá de sus límites, una gozosa bofetada a la muerte misma, y una derrota al desgano y al pesimismo que ningún embustero libro de autoayuda ha podido superar.
Hace poco leí el libro "por qué nos armamos" (editado en 1941) libro que recoge diversos discursos de Don Franklin, y una vez más sentí envidia de esos yankis con cara de mascar chicle (a quienes estúpidamente siempre nos enseñaron a odiar) por haber tenido un Presidente de ese calibre, que puede que no haya sido el gobernante más perfecto del planeta, pero dirigió un país con los pantalones bien puestos, con tesón e inteligencia, algo que nunca hemos visto en la América Latina.

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